martes, 17 de marzo de 2015

Enroque de letra, cambio de paradigma

Acatar:
“Con Eloísa la historia es bien distinta. A diferencia de su marido ella no se había hecho monja por voluntad propia, sino por decisión de Abelardo. Obedecerlo era una manera personalísima de continuar su historia de amor (...). Eloísa había entrado al convento sin vocación y nunca se permitió el más mínimo engaño al respecto. (...) Nunca olvidó que había entrado allí por obediencia a Abelardo y en su interior siguió considerándose su amante”.

Atacar:

“¡Ahora yo me voy solo, discípulos míos! ¡También vosotros os vais ahora solos! Así lo quiero yo. En verdad, éste es mi consejo: ¡Alejaos de mí y guardaos de Zaratustra! Y aun mejor: ¡avergonzaos de él! Tal vez os ha engañado. (...) Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discípulo. ¿Y por qué no vais a deshojar vosotros mi corona? Vosotros me veneráis: pero ¿qué ocurrirá si un día vuestra veneración se derrumba? ¡Cuidad de que no os aplaste una estatua! ¿Decís que creéis en Zaratustra? ¡Mas qué importa Zaratustra! Vosotros sois mis creyentes, ¡mas qué importan todos los creyentes! No os habíais buscado aún a vosotros: entonces me encontrasteis. Así hacen todos los creyentes: por eso vale tan poco toda fe. Ahora os ordeno que me perdáis a mí y que os encontréis a vosotros; y sólo cuando todos hayáis renegado de mí volveré entre vosotros.”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario